miércoles, 16 de mayo de 2012

Pe a u ele a

Dame, un sonido cada día.
Elige, una tecla al azar.
No salgas de la octava corriente, de la que todos conocen.
No te arriesgues que la vida es corta.
¿Quién diría que de mi boca saldrían esas palabras?
Notas blancas, marfil.
Las negras las dejamos para casos misteriosos.
Parece que no existen los sostenidos ni los bemoles.
Espero que no me pidas que te los de nunca, que no me pidas lo extraño, lo fuera de lo común, que no me pidas un subir o bajar medio tono una nota natural, que no me saques de los normal... Que no me pidas ser yo.
Porque sería una mala combinación, y es que llevo días buscándome.
Y cuando me busco me encuentro, y que casualidad que me busco y salen disonancias, entre las notas perfectas, entre las notas naturales, salen sonidos desconocidos, imposibles de clasificar.
Porque no los hace un piano, no los hace un violín, no los da un oboe. Los doy yo.
Y creo, que en ellos está la respuesta.
No se puede quere sin quererse a uno mismo y quereme es sentarme a encontrar sonidos, combinaciones perfectas o imperfectas, algo contemporáneas quizá.
Qué pretendo, soy yo.
- Espera a que el equilibrio roce el límite de su vida y experimenta lo que es acercarte al suelo.-

Paula.