jueves, 20 de octubre de 2011

Que día.

Pasado pisado, PLAS PLAS PLAS (8)

Que vidas da la vuelta, que bueno es ver a la tortilla dándose la vuelta.



Vamos a empezar un cuento...
Erasé una vez una historia de amor algo complicada, enrevesada, alejada, llena de nudos, rara... tan rara como los que la hacían, día a día.
Querían mandarse besos por el cable del teléfono, abrazos en cartas, caricias en botellas tiradas al mar, desde la playa de Madrid, noches llenas de pasión por correo certificado ...
Querían quererse sin hacerse daño, pero costaba cada día más.
En el fondo esperaban que ese sentimiento se acabara algún día, que dejaran de sentirlo, que dejaran de quererse, de desearse, de ser así, de sentirse increibles cuando estaban juntos, a kilómetros de distancia pero juntos.
No iba a haber miradas de esas que transmiten complicidad,  ni las que dicen que hay ternura, ni las que piden un beso...
No iba a haber besos, de esos de por las tardes, de los de diario, esos en los labios, que hacen mucho ruido; o esos lentos, despacio, húmedos y suaves; los que llevan a la pasión tampoco estarán, esos en los que te cuesta coger la esencia de la vida; esos en los que te rozas la punta de la nariz, mientras dibujas un corazón en su espalda para después tocar esa melena suave...
Tampoco habrá abrazos, abrazos de lado, de los que se dan cuando vas andando por la calle y hace frío o simplemente porque les apetezca estar juntos; no habrá tampoco abrazos de necesidad, los que quieres recibir cuando tienes un mal día, solo suyos; no habrá de los que se dan tumbados, en un autobús, sentados en un banco, en una silla, en el césped, en un lavabo; no estarán los que le  gustaría darle cuando quiere que deje de hablar de cosas malas si ha tenido un mal día...
No iba a haber malos días para poder hacer que se olvidara del mundo con ella  y se perdieran en cualquier lugar a cualquier hora, ¿para demostrarnos que estamos hechos el uno para el otro? No, eso está de más... no eran el uno para el otro, no lo eran. Solo se querían, no había más. Se sentían especiales con lo que tenían. Fuera lo que fuera. 
Voy a acabar el cuento, con un final feliz:
solo siguieron queriéndose, a su manera, sin saber que les deparaba el futuro, era un futuro negro, oscuro.
Solo quedaba esa forma de ser felices, como solo ellos sabían .






como duele en todos lados,
como duelen sus caricias cuando ya se ha ido.
Como me duele la ausencia,
como extraño su color de voz,
como falta su presencia en mi habitación.
Como me duele el invierno,
como me duele el verano,
como me envenena tiempo cuando tu no estas.
Como me duele estar viviendo,
como duele estar muriendo así,
como me duele hasta el alma en mi habitación;.
Como me duele no verte
como duele en madrugada
como me duele no verte
como duele en madrugada.



Me molesta mucho que todos quieran ser inolvidables, sobretodo porque 
algunos lo consiguen. También aprendí que en el amor y en la cocina, las combinaciones imposibles a veces resultan perfectas. 


-La tristeza es la única emoción que te muestra lo que realmente te importa-





¿Que hiziste en mi cabeza? no lo se, todavia no logro entender que tienes, no lo puedo explicar ahora ya entiendo que se siente cuando alguien tiene "ese no se que " 

2 comentarios:

  1. Las historias de amor siempre son bonitas y especialmente únicas, sea cual sea su final. Precioso Paula, te sigo ¡besitos!

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  2. Muchas gracias Clau, yo también te sigo :)
    Un besazo enorme.

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