Hay cosas que deben estallar en un momento, como el amor o la amistad.
Estas dos cosas deben ser algo expontáneo, que se sientan desde el primer día, y que se vayan labrando poco a poco. Para hacerse infinitas.
Aquí estamos, las dos mejores amigas haciendo de nuevo locuras.
Marzo, 18:30, a punto de llover, el tiempo parece que aguanta, las nubes sujetan las gotitas de lluvía.
Muertas de frío, como si nos fuéramos de casa. Una mochila, un bolso, un trípode, una cámara de fotos y la palabra amistad.
La última palabra es la esencia para que la receta salga bien. Sin ella, nada existe.
- Tacones.
- Medias rotas.
- Banderas.
-Americanas.
-Sombra negra.
Y secretos de profesional...
La luz es perfecta, el frío insoportable, las risas nunca faltan y las ganas que no decaigan.
Tropezones, pinchos, caidas,"marca perras", la herramienta de trabajo casi rota ...
Pero las risas que no cesen.
Son momentos que por mucho que lo intentes, no vas a conseguir borrar, no serían lo mismo con otras personas, y nadie como ella lo va a entender.
Piensas en cómo sería esto sin ella, sin decisiones alocadas, sin agujetas en la tripa de la risa, sin abrazos, sin cariño, sin besos, sin "te quieros", sin conversaciones que solo ella y yo tenemos ...
No sería "esto", sería otra cosa, otra cosa sin importancia, sin fuerza, sin sentido.
La adversidad nos une y los problemas nos juntan.
En lo bueno y en lo malo, en las risas y en los llantos, cuando haya diversión y aburrimiento ...
Pero siempre de tu mano.
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