lunes, 25 de abril de 2011

25 de abril, 2011; 21:28

511. (%!!)
¿Cómo es posible que un lugar que ni si quiera te pertenece del todo te haga tan feliz?









Es llegar, bajar del coche y tomar aire sintiendo como todo se llena de una sensación de bienestar total. Pones un pie en el suelo, descalza, después de cinco horas de largo viaje y allí están ellas, con una sonrisa en la boca y miles de abrazos, achuchones, besos ... en resumen miles de formas posibles para expresar y sacar todos eso que llevaba meses encerrado en nosotras esperando vernos para salir.

Pasear por el campo, ir sin prisas, no coger un maldito autobús.. todas esas sensaciones que son como montar en una bici vieja, sin frenos, bajando una cuesta sabiendo que vas a tener que saltar o chocarte en algun momento, pero que mientras tanto quieres disfrutar esos segundos, quizás minutos de éxtasis en los que sientes como tu camiseta se levanta, tu pelo ondea como una bandera en su mastil en un día de viento y tu desearias no bajarte nunca de ahí y seguir paseando por ese sitio tranquilo, con la gente que quieres, con todos esos momentos que me hacen sentir única.

Me doy cuenta de como cambian las cosas del centro al Norte, la gente es más atenta, más educada, más familiar, se preocupan porque estes bien, no van a cien por hora, dejando pasar los días a la velocidad que se caen las cuentas de una pulsera cuando se rompe. Allí todo es diferente, el tiempo pasa rápido pero lento, necesito esto y eso.
Las necesito a ellas y a ellos.

Es impresionante, lo perfecto que puede ser a veces una cosa tan simple, solo hace falta echarle ganas, imaginación y juntarlo  con la palabra AMISTAD.

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