martes, 17 de enero de 2012

A ver si despegamos.

Bueno, esta sociedad está cada vez más corrupta y voy a empezar a creerme que alguien de una alta posición echa sustancias a la atmósfera o en cosas de uso diario para que nuestro cerebro no se desarrolle; porque sinceramente, prefiero creer eso a ver la cruda realidad. Ver como la gente se convierte en borregos de una gran masa, en monos aulladores, en loritos de repetición... una selva de personas animalizadas, pero no son animales tiernos ni graciosos, son fieras, son orangutanes, son bobos... son en general todo lo que una madre desea no tener y aun así lo tienen.
Que sociedad dios mio; hoy ha salido el sol y la gente se ha revolucionado. Se supone que una figura adulta debería enseñarnos a calmarnos, a usar la razón y la inteligencia en casos extremos o de pánico, pero resulta que no. Resulta que son los primeros que chillan, que amenazan, que se desquician, que andan furiosos por los pasillos como almas en pena y se lamentan de las cosas sin poner solución; es penoso.
Y luego nos preguntamos por qué somos así y porque nos van tan bien las cosas, que ironía.


El caso es que cada día se me hace más pesado hablar de estos temas, en realidad casi nunca hablo de ellos, bastante tenemos con verlo todos los días y ver como gente con talento se está dejando arrastrar por una masa y su yo más interior grita desesperado pidiendo auxilio, pero esta sociedad es de sordos, de mudos y de ciegos. Que miramos y no vemos, hablamos sin decir nada y escuchamos sin oír.
Y nos gusta jugar a hacer que lo sabemos todo y en realidad no sabemos nada, y a hacernos de un bando sin conocer lo que nos ofrece , a ver a nuestro país como la última mierda del mundo y en general, a quejarnos y a no cambiar las cosas.
Es sencillo, nos limitamos a vivir al límite cada uno a nuestra manera, la diferencia es como la gran frase de: "todos somos ignorantes, pero no todos ignoramos las mismas cosas"; esto es lo mismo, "todos vivimos al límite, pero no todos tenemos la misma limitación".
Ahora yo me pondré un límite y viviré rozándolo.

Paula.

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