miércoles, 4 de enero de 2012

Así.

Vamos, dejame.
Dejame darte un abrazo, por la espalda, taparte los ojos sin que sepas quién soy.
Como me hacías tú a mi y siempre sabía quién eras, tus manos olían a ti.
Pero ahora las cosas estan frías, tan frias como esa noche y si quieres dejarme sin respirar un tiempo, adelante. Eso he estado haciéndote yo durante mucho, mucho tiempo. Y recuerda, que todos somos iguales la arena se hace roca y la roca se hace arena. Y yo ahora mismo soy la arena más fina que hayas visto jamás y tu pareces de piedra, de una piedra tan dura que ni una mirada mia podría atravesar. Pero que sepas que pienso deshacer esa roca inexistente con una mirada para que me quieras un poco más, porque dudo mucho que hayas dejado de hacerlo.
No me dejes que vuelva, si quieres. Puedo hacer que eres invisible, pero resulta que te brillan los ojos y pestañeas demasiado.
Y si tu felicidad está en manos del tiempo, se la confio y me pregunto si algún día volverán las paradojas, el maldito lenguaje oculto, los consejos... todas esas cosas que hacía esto único a su manera.
 Era como una obra de arte, tenía, bueno, tiene, mil puntos de vista, miles de interpretaciones, causa sentimientos tan diferentes. Que hicieron que el mundo sea lo que es y que seamos quienes somos.
Pero es así, sinceridad es ahora lo importante.

Paula.

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